¡QUIEN NOS LO IBA A DECIR!
Herminia está cansada, su vida es una cuesta arriba y Facundo, su hijo, aspirante a maleante, es una carga que lleva encima. Es invierno, hace frío y les han robado el brasero, pero ella no pierde la esperanza de que algún día cambie su suerte. Esta comedia es un homenaje a aquellas madres de los años 80 que te arreaban con la zapatilla y decían que te iban a poner el culo más rojo que un tomate, aunque luego se les fuera la fuerza por la boca y el corazón no les cupiera en el pecho. Mujeres resistentes a las que debemos, cuando menos, alguno de sus sueños incumplidos. En esta comedia ochentera aconsejamos al público que la vea dejándose sorprender.