LABERINTO: ANATOMÍA DEL PRESENTE
El hombre, la mujer, así sin nombres propios, cambian su costumbre de acudir en días alternos a una iglesia abandonada y coinciden en un espacio que hace muchos años había dejado de ser lugar de culto religioso para convertirse en una suerte de sala para compañías de teatro experimental. Allí, entre los restos semidestrozados de ambas actividades encuentran la paz y el silencio que la vida ordinaria les niega. Ambos buscan la soledad porque guardan un dolor terrible en el pecho y allí, en ese sitio, al menos pueden escucharse a sí mismos y mitigar, siquiera en parte, la terrible carga que les ha tocado en suerte soportar mientras sigan vivos. Sobre las baldosas del laberinto dibujado en el suelo que pisan descubrirán que no están solos, que hay “presencias” que nos dicen, a grito pelado, que estamos volviéndonos sordos y ciegos; que estamos confundiendo actualidad con realidad; que nos emborrachamos de pasado para tener un viaje alucinado a un futuro que no existe. La diosa TYCHE ha querido aparecerse para enseñarles a abominar de la posverdad y la demagogia y recuperar el reconocimiento de la realidad, del presente. Pero antes, tiene que adiestrarles en la recuperación del mito, en el uso del lenguaje intuitivo, en la escucha del lenguaje de los dioses; y, para ello, convencerles de que sólo la poesía, la música y las canciones son capaces de alcanzar esos niveles de conocimiento.
Como ya hiciera con su anterior obra: Muerte por ausencia, notablemente reseñada por la crítica más exigente, el autor se asoma a los cantiles del existencialismo con paso valiente, honesto y verdadero. Laberinto: anatomía de un presente es un thriller psicológico, una indagación sobre el lenguaje teatral: un lenguaje propio, lleno de poesía, creatividad y musicalidad, muy alejado de las propuestas actuales, aunque rebosante de atrevimiento y modernidad.