EL MUSEO DE HISTORIA Y CULTURA CASA PEDRILLA RECUERDA AL PINTOR JOSÉ BERMUDO MATEOS EN EL CENTENARIO DE SU MUERTE

Este mes de septiembre se cumplen 100 años de la muerte del pintor de Huerta de Ánimas, José Bermudo Mateos (1853-1920) y el Museo de Historia y Cultura Casa Pedrilla, que cuenta con una sala dedicada al artista, lo celebra haciéndolo protagonista de su sección La mirada del mes y recuperando una obra inédita, perteneciente a sus fondos.

Se trata de un retrato inacabado de un anciano, quizá el mismo pintor, que podemos situar en su etapa de madurez artística y que refleja la gran maestría que el pintor alcanzó con los pinceles. El retrato representa a un anciano barbado con un exquisito tratamiento de sus rasgos faciales y una magistral captación psicológica del personaje. De pincelada suelta, se aprecian contrastes lumínicos de gran belleza.

Nacido en Huertas de Ánimas, José Bermudo Mateos pronto se traslada a Madrid para comenzar sus estudios artísticos. Vendiendo algunos de sus cuadros, logra costearse un primer viaje a Paris y a Italia donde conoce de primera mano la vanguardia artística del momento.

Llegó a participar hasta en diez ocasiones en Exposiciones Nacionales de Pintura siendo premiado con distintos galardones, destacando el reconocimiento que recibió en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1899 cuando fue condecorado con la Cruz de Caballero de Isabel la Católica por la obra “Vaya un par”.

Nombrado Restaurador del Museo Nacional de Pintura y Escultura, hoy Museo del Prado, no llegó a ocupar el cargo al decidir viajar por Europa (Francia, Inglaterra e Italia) trasladándose en varias ocasiones a América residiendo cortas temporadas en Argentina. Se presentó a exposiciones de Chicago, Nueva York o Los Ángeles. Se tiene constancia de que antes de estallar la I Guerra Mundial obtuvo un gran éxito en Brasil.

Murió en Madrid el 18 de septiembre de 1920.Pintor academicista, esencialmente romántico y costumbrista, como buen alumno de la Escuela Superior de Pintura de Madrid, su obra muestra un respetable lenguaje figurativo dentro del imperante realismo decimonónico del momento. Al igual que otros pintores que realizan esta actividad a finales del XIX y comienzos del XX, su producción artística se encuentra delimitada en la transición del academicismo a la modernidad.