Complejo Cultural San Francisco

Centro de congresos y exposiciones

Institución Cultural El Brocense

DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE CÁCERES

La Institución Cultural El Brocense de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres, tiene su sede en las dependencias del antiguo y espléndido Monasterio San Francisco el Real, situado al mediodía y extramuro de la ciudad monumental, al borde de la calzada romana conocida como Vía de la Plata.

Se inicia su singladura histórica en el año 1472, en el que un fraile emprendedor y tenaz, Pedro Ferrer, supera los obstáculos legales existentes para la fundación de un convento franciscano, protegido por un corregidor infiuyente y poderoso, Diego García de Ulloa, que vence la prohibición a ceder bienes raíces al clero regular, tal y como lo ordenaba el Fuero otorgado por Alfonso IX a la villa de Cáceres tras su reconquista en 1227.

Tramitada la Bula de Fundación por el Obispo de Coria, Iñigo Manrique de Lara y aprobada por el Papa Sixto IV, el 3 de diciembre de 1472, se inicia la construcción del Monasterio con unas proporciones y magnificencia impropias de la austeridad franciscana. Los gastos corrieron a expensas de la nobleza y del mecenazgo de los Reyes Católicos y del Cardenal Mendoza, cuyas armes lucen en el ábside y crucero de la iglesia. Las capillas del templo y de los claustros son auténticos panteones donde reposan eternamente las familias más linajudas de la nobleza cacereña: Ulloa, Ovando, Rocha, Figueroa, Golfín, Peña, Aldana, Torres, Carvajal, Sánchez, Paredes, Blázquez, Saavedra, Mayoralgo, Porcallo, etc. Toda la heráldica cacereña está representada en los más de cien blasones existentes.

La apacible vida monástica se vio turbada por la Guerra de Independencia y las visitas de los generales franceses Victor, Soult y Girad, cuyas tropas expoliaron el órgano e incendiaron el retablo mayor. Unos años más tarde, en 1823, Juan Martín, “El Empecinado” puso fuego a los dormitorios. Trece años después, con la Ley de Desamortización de Mendizábal, la exclaustración de los frailes acabó con la fioreciente vida del cenobio, que sirvió para los más variados menesteres: Cuartel, Hospital, Casa de Misericordia, Refugio de pobres, Hospicio de niños y Colegio-Residencia de jóvenes huérfanos de la provincia, con las consiguientes reestructuraciones espaciales para cada cometido.

A partir de junio de 1980, un nuevo destino aguardaba al conventual franciscano: convertirse en sede de la INSTITUCIÓN CULTURAL EL BROCENSE, pasando a denominarse COMPLEJO CULTURAL SAN FRANCISCO.

El Monasterio se define de estilo gótico tardío, sobresaliendo el interior de la catedralicia iglesia, con planta de cruz latina, tres naves, ábside y crucero elevado, y el claustro gótico con las espléndidas portadas y nervatura de las bóvedas de las capillas.

Las obras se prolongaron durante varias décadas, de ahí la sucesiva variedad de estilos. Del renacentista destaca la logia porticada del atrio, la portería con su atrevida bóveda cuatripartita enriquecida con exuberantes frescos, la capilla de Sánchez-Paredes, los manutergios o lavamanos de la sacristía emplazados actualmente entre los dos claustros. Del isabelino hay diversas muestras, que hallan su expresión más bella en el ingreso a la sacristía, con arco conopial, granadas y ménsulas con cabezas de indios. Estilo colonial que sugiere el segundo piso del claustro gótico y la poderosa fachada de la iglesia, cuya terminación campea en el frontis -1723-, que nos sitúan en el barroco.

Aunque las obras de acondicionamiento y restauración -con mayor o menor fortuna- han sido una constante a lo largo de 150 años, es en el otoño de 1981 cuando se acomete la tarea definitiva de adecuarlo en su totalidad a su misión cultural.

Con esa premisa se proyectó una racional e inteligente realización de sus instalaciones buscando la sintonía y armonización con la historia y el arte acumulados, respetando los elementos esenciales de su primitiva estructura con una acertada incorporación de las nuevas técnicas a los espacios y materiales existentes.

Todas las manifestaciones culturales que puedan imaginarse tienen cabida en las estancias, dependencias y salones habilitados para tal efecto, completado con el maravilloso auditorio, claustros góticos y renacentistas, jardines, acondicionamiento térmico y ambiental, cafetería, aparcamiento, iluminación, servicios, etc.

Claustros

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