ALDEA DEL CANO
27 noviembre 2020
Salón Cultural/20:00 h.
De Javier Conde (Cáceres, 1988) puede decirse que nació con una guitarra bajo el brazo. A los cuatro años ya trasteaba la sonata con su padre -el guitarrista José Antonio Conde-, con once años daba conciertos en Europa y con quince se hizo con el Bordón Minero del Festival de Las Minas de La Unión siendo el ganador más joven en la historia de este certamen.
Sumó un nuevo reconocimiento a su vitrina, concretamente el Premio Nacional de la Crítica «Miguel Acal” 2012, un galardón que vuelve a situar en el candelero a un joven que continúa imparable su escalada de peldaños en el difícil mundo del flamenco.
En el mundo de la guitarra, sus referentes se encuentran de los años ochenta hacia atrás. Ha escuchado mucho al Niño Miguel, a Manolo Sanlúcar, a Sabicas, al maestro Andrés Batista, Mario Escudero y, por su puesto, a Paco de Lucía. De los más actuales, le gustan Vicente Amigo, Gerardo Núñez o Jesús de Rosario, que son guitarristas que están en un nivel muy alto y están más acordes con las armonías que se llevan hoy en día. Pero realmente donde se encuentra la flamencura de la guitarra es en los discos antiguos.
Empezó a tocar la guitarra con cuatro años junto a su padre. Él fue quien le puso los primeros ejercicios y a él le debe todos los éxitos que ha conseguido con la guitarra.
Según afirma “Me siento guitarrista de concierto, que es a lo que me he dedicado toda la vida”, pero últimamente también está acompañando al cante y al baile. Cree que son vivencias que siempre enriquecen a un guitarrista. La calidad de un guitarrista se manifiesta a través de la pulsación que tenga en su mano derecha. Se puede diferencia a un guitarrista solamente por su toque, pero cree que también hay que tener una buena técnica para transmitir la idea musical correctamente.
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